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Identifican un nuevo mecanismo del parásito de la malaria para adaptarse mejor a las personas infectadas

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La investigación se ha efectuado sobre los genes del parásito que actúan durante la invasión de glóbulos rojos.

Dentro del cuerpo humano, uno de los estadios por los que pasa el parásito Plasmodium falciparum, responsable de la malaria más virulenta, es el de merozoito. El merozoito tiene como función la invasión de los glóbulos rojos. Durante este proceso de invasión, el parásito está expuesto a los anticuerpos del sistema inmunitario, y por lo tanto, las proteínas del merozoito que interactúan con los glóbulos rojos son un posible punto débil del parásito y, en consecuencia, una diana muy clara para el desarrollo de vacunas. El investigador ICREA del IRB Barcelona, experto en Parasitología Molecular, Alfred Cortés, junto con investigadores del Nacional Institute for Medical Research (NIMR) de Londres, han descubierto que el parásito tiene la capacidad para apagar y encender la expresión de algunas de las proteínas utilizadas para acceder al interior del glóbulo rojo. Para los investigadores, esta capacidad del parásito le proporciona una mayor flexibilidad de adaptación a la hora de invadir la célula. El trabajo se publica este viernes en Plos Pathogens, la revista científica de mayor impacto en el ámbito de la Parasitología.

Concretamente, lo que han encontrado los científicos es que P. falciparum activa y desactiva la expresión de 7 genes (y sus correspondientes proteínas) sin que esto perjudique la capacidad del parásito para entrar en los glóbulos rojos normales o modificados, lo que sugiere, según Cortés, que la expresión variada de estos genes podría ser útil al parásito para escapar de las respuestas inmunitarias del organismo huésped, “aunque esta hipótesis todavía esta por confirmar”, puntualiza el investigador.

Los investigadores han descubierto que el mecanismo de silenciamiento de estos genes es epigenético, es decir, que el parásito deja de expresar un gen sin cambiar su información genética, y tiene como características principales que es muy flexible, adaptable y fácilmente reversible. Esto significa que el parásito podría volver a expresar estas proteínas de manera relativamente fácil cuando infectara a alguna otra persona y volverlas a silenciar en otro huésped porque le conviniera más, explica Cortés. “Es un sistema de adaptación al huésped muy sofisticado y nuestro reto ahora será averiguar como funciona a nivel molecular, es decir, descubrir qué modificaciones epigenéticas concretas están asociadas a actividad o silenciamiento”. Otro de los objetivos inmediatos es ver cuántos de los 30 genes que intervienen en el proceso de invasión de glóbulos rojos, pueden estar activos o inactivos en parásitos que se encuentran en la naturaleza. “Con este estudio hemos podido ver que hay 7 genes de 4 familias génicas diferentes que se pueden encontrar silenciados en una cepa concreta de P. falciparum, pero sospechamos que hay otros genes que también pueden ser silenciados, y esto lo investigaremos a fondo con cepas salvajes de parásitos”, concluye Cortés.

El investigador, que ha abierto una línea en Parasitología Molecular dentro del Laboratorio de Traducción Genética del IRB Barcelona, dice que gracias a este estudio también sabemos que ninguna de estas proteínas en solitario sería buena candidata para desarrollar una vacuna porque con o sin ellas el parásito consigue invadir el eritrocito para continuar con su ciclo vital”. Algunos investigadores, entre los que se encuentra Alfred Cortés, creen que un conocimiento más detallado de la biología del parásito permitirá diseñar vacunas con una alta probabilidad de éxito.

Artículo de referencia:

Epigenetic Silencing of Plasmodium falciparum Genes Linked to Erythrocyte Invasion
Cortés A, Carret C, Kaneko O, Yim Lim BYS, Ivens A and Holder AA
PLoS Pathog 3(8): e107 doi: 10.1371/journal.ppat.0030107(2007)


IRB Barcelona

El Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) trabaja para conseguir una vida libre de enfermedades. Desarrolla una investigación multidisciplinar de excelencia para curar el cáncer y otras enfermedades vinculadas al envejecimiento. Establece colaboraciones con la industria farmacéutica y los principales hospitales para hacer llegar los resultados de la investigación a la sociedad, a través de la transferencia de tecnología, y realiza diferentes iniciativas de divulgación científica para mantener un diálogo abierto con la ciudadanía. El IRB Barcelona es un centro internacional que acoge alrededor de 400 científicos de más de 30 nacionalidades. Reconocido como Centro de Excelencia Severo Ochoa desde 2011, es un centro CERCA y miembro del Barcelona Institute of Science and Technology (BIST).