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El estudio que publica la revista PNAS de EEUU abre la puerta a hacer cribados masivos de genes para identificar y proponer nuevas dianas específicas contra el cáncer.
El modelo de los investigadores del IRB Barcelona serviría para demostrar la correlación entre inestabilidad genómica y cáncer.
En el ala de una mosca podría estar la llave para dilucidar a nivel genético y molecular cada uno de los eventos que transforman una célula normal en tumoral. Un trabajo realizado por científicos del Institut de Recerca Biomèdica (IRB Barcelona), liderados por el investigador ICREA Marco Milán, en Drosophila melanogaster consigue reproducir cada uno de los pasos conocidos para que una célula sana acabe generando un tumor. Los investigadores ponen al alcance de la comunidad científica un modelo genético barato y eficaz que permitiría escrutar los genes y moléculas involucrados en cada uno de esos episodios. Dado que la inmensa mayoría de genes de Drosophila están conservados también en ratones y humanos, los resultados obtenidos en la mosca podrían convertirse en motor para que se investiguen en modelos más cercanos a la clínica. La revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) de EEUU avanza los datos del estudio en su edición digital esta semana.
El científico argentino Andrés Dekanty, investigador Juan de la Cierva del laboratorio de Milán y primer autor del artículo, explica que “por primera vez, disponemos de un modelo genético que nos permitirá entender los eventos que van desde la acumulación de aberraciones genómicas de una célula al comportamiento tumoral”. El equipo de Milán provocó inestabilidad genómica en algunas células del ala de la mosca. Seguidamente, permitió que esas células con un número de cromosomas aberrantes (células aneuploides) no sucumbieran ante los mecanismos naturales de autodefensa celular, y sobrevivieran. A partir de ahí, observaron que las células se desprendían del tejido, adquirían capacidad de movimiento, activaban el crecimiento anormal de células colindantes, degradaban la membrana basal que las mantenía en su sitio, escapando del tejido, e incluso eran capaces de invadir tejidos vecinos. “Todos estos eventos son paralelos a lo observado en un cáncer, así que este modelo de mosca nos serviría para describir cada uno de los genes y moléculas involucrados en desprendimiento del tejido epitelial (delaminación), motilidad, crecimiento anormal, degradación de la membrana basal e invasión”, describe Milán.
“Pero hay algo más profundo en este estudio, un debate conceptual fundamental”, apuntan los investigadores. Según explican los científicos, esta es la primera vez que se describen esos fenómenos ligados a inestabilidad genómica. “Esto nos lleva a proponer algo que todavía no se ha podido estudiar a fondo y que ahora convendría tomarse muy en serio: ¿es la inestabilidad genómica causa de tumorogénesis?”, expone Milán.
Inestabilidad genómica, ¿fuente de cáncer?
En todos los cánceres humanos, las células muestran una enorme inestabilidad genómica, es decir, tienen el genoma repleto de aberraciones. “Si se demuestra esa correlación directa, tendremos algo muy específico con lo que trabajar para encontrar dianas precisas, porque las células aneuploides no existen en un organismo sano. Si empezamos a buscar lo que diferencia a una célula con inestabilidad genómica de una célula normal, podrían proponerse tratamientos específicos”, dice Dekanty.
Hoy por hoy, los tratamientos contra el cáncer atacan la proliferación, la división de células. El principal inconveniente es que todas las células se dividen, las sanas y las tumorales, de ahí la enorme batería de efectos secundarios. “No hay ningún tratamiento antitumoral que ataque a células con inestabilidad genómica”, dicen los investigadores, “así que, si conseguimos diferenciarlas muy claramente de las normales, podríamos encontrar medicamentos que ataquen a unas y no a otras”, explica Dekanty.
Reference article:
Aneuplody-induced delaminating cells drive tumorigenesis in drosophila epithelia. Andrés Dekanty, Lara Barrio, Mariana Muzzopappa, Herbert Auer and Marco Milán. PNAS 2012 ; doi:10.1073/pnas.1206675109
IRB Barcelona
El Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) trabaja para conseguir una vida libre de enfermedades. Desarrolla una investigación multidisciplinar de excelencia para curar el cáncer y otras enfermedades vinculadas al envejecimiento. Establece colaboraciones con la industria farmacéutica y los principales hospitales para hacer llegar los resultados de la investigación a la sociedad, a través de la transferencia de tecnología, y realiza diferentes iniciativas de divulgación científica para mantener un diálogo abierto con la ciudadanía. El IRB Barcelona es un centro internacional que acoge alrededor de 400 científicos de más de 30 nacionalidades. Reconocido como Centro de Excelencia Severo Ochoa desde 2011, es un centro CERCA y miembro del Barcelona Institute of Science and Technology (BIST).