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Cerca de 160 científicos reunidos por el IRB Barcelona y la Fundación BBVA en la Conferencia Barcelona Biomed, exponen las novedades de investigación acerca de una de las marcas distintivas del Alzheimer, la proteína beta amiloide, componente principal de las placas características de esta enfermedad.
Según datos de Alzheimer's Disease International de 2013, en el 2050 habrá en el mundo 135 millones de personas con demencia, siendo el Alzheimer la tipología más prevalente. Hoy son más de 40 millones de personas pero está fuertemente asociada a la edad, dando lugar a la posibilidad de una “plaga del siglo XXI ', que afecta a las poblaciones que envejecen en todo el mundo.
Un estudio de la Cleveland Clinic publicado el 3 de julio indicaba que el 99.6% de los ensayos clínicos contra el Alzheimer han fracasado, con el resultado de que gran parte de la industria farmacéutica está desalentada y ve con incertidumbre el camino a seguir. No obstante, los científicos están realizando progresos esenciales para entender las causas de la enfermedad, un factor clave para el diseño racional de estrategias terapéuticas innovadoras.
El Alzheimer es hoy imposible de prevenir, se diagnostica habitualmente en estados avanzados y no existe ningún medicamento que ralentice la progresión. Su origen y sus causas son todavía desconocidas. Según un estudio presentado este jueves pasado por la Cleveland Clinic de los Estados Unidos, el 99.6% de las terapias ensayadas han fracasado, lo que frena a buena parte de la industria a invertir en nuevos ensayos. Aún así, los científicos han hecho avances capitales en los últimos años sobre el origen de la enfermedad de Alzheimer y lejos de tirar la toalla, son optimistas y aseguran que con más investigación -y más intensiva- se podrán desarrollar estrategias terapéuticas racionales.
“Estamos ante una epidemia, una plaga como las que han asolado a la humanidad a lo largo de la historia, y como todas las anteriores, podremos superar sus efectos devastadores descubriendo los agentes responsables de su origen y progresión. La inversión en investigación básica y aplicada es el único camino para encontrar las soluciones y si se invierte como se ha hecho con el cáncer –que hoy es 10 veces superior a la inversión para la investigación del Alzheimer -, los efectos sobre el desarrollo de tratamientos efectivos será extraordinario”, dicen los científicos Christopher Dobson, de la Universidad de Cambridge, y Natàlia Carulla, del IRB Barcelona, coorganizadores de la Conferencia Barcelona Biomed impulsada por el Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) con el apoyo de la Fundación BBVA.
Acompañados por la neuróloga e investigadora, Teresa Gómez-Isla, del Hospital General de Massachusetts, los tres científicos han explicado hoy en rueda de prensa la amenaza que supone el Alzheimer y algunas de las líneas más prometedoras de investigación. El objetivo compartido de los participantes en estas jornadas del IRB Barcelona es que lleguen a los hospitales pruebas diagnósticas fiables que permiten detectar precozmente el Alzheimer y facilitar ensayos terapéuticos efectivos de nuevas moléculas que frenen y curen la enfermedad.
El Alzheimer es un desorden neurodegenerativo progresivo que nos roba las capacidades que nos definen como humanos: la memoria, el habla, el control emocional y la habilidad de razonar y tomar decisiones lógicas. Hoy, más de 44 millones de personas en todo el mundo padecen Alzheimer. En España, según datos de la Sociedad Española de Neurología, afecta a unas 600.000 personas (112.000 en Cataluña según datos de la Generalitat de Catalunya), y repercute en la vida diaria de 3,5 millones de personas en este país (cuidadores y familiares). El envejecimiento es uno de los principales factores de riesgo y con el aumento de la esperanza de vida, el número de personas afectadas se espera que crezca dramática y progresivamente en las próximas décadas.
En un informe de 2013, la Alzheimer's Disease International, federación internacional que agrupa 79 asociaciones nacionales, estimaba que en el 2050 habrá 135 millones de personas con demencia. El Alzheimer es la más prevalente de todas ellas, y se está convirtiendo rápidamente en uno de los grandes retos para los sistemas de salud y la estabilidad social en muchas partes del mundo.
Los agregados de beta amiloide: el foco de la investigación en Alzheimer
Una de las marcas distintivas del Alzheimer es la progresiva agregación de la proteína beta amiloide en el cerebro que resulta en la formación de placas observadas en los cerebros de los afectados. Estas placas están compuestas por agregados fibrilares de la proteína beta amiloide, denominados fibras amiloide. Por este motivo, los científicos propusieron que las fibras amiloide tenían que ser los agentes que causaban la enfermedad. Después, sin embargo se observó que la correlación entre los niveles de placas amiloides en el cerebro y la severidad de la demencia era relativamente débil. Este hallazgo condujo a la formulación de nuevas hipótesis según las cuales los agregados más pequeños, formados antes del desarrollo de las fibras, serían los responsables del proceso de neurodegeneración.
“Lo que todavía está por determinar es qué agregados, de la multitud que adopta la beta amiloide en el proceso de agregación, son los más tóxicos y cómo ejercen dicha toxicidad. La falta de este conocimiento es una de las razones por las que han fracasado hasta ahora los ensayos clínicos para frenar la progresión de la enfermedad”, explica Natàlia Carulla.
Entre los problemas a resolver y para el que los científicos han invertido los últimos 10 años de investigación, estaba la ausencia de herramientas y metodologías adecuadas para estudiar el proceso de agregación. “Es un proceso extremadamente heterogéneo y dinámico y teníamos que empezar casi desde cero porque los científicos que estudiamos los procesos biológicos no nos habíamos interesado por el proceso de agregación de proteínas hasta que se demostró que era clave en desórdenes como el Alzheimer”, explica Dobson.
Desde su laboratorio de Cambridge, el grupo dirigido por este reconocido científico y divulgador británico junto a colaboradores en Cambridge y otras partes del mundo -muchos de los cuales participan en el congreso-, ha hecho aportaciones fundamentales sobre el estudio de agregados de proteínas y la aplicación al estudio de beta amiloide y su función en Alzheimer.
En Barcelona, la Dra Carulla está identificando la naturaleza y estructura de las especies tóxicas de agregados de amiloide. “En este contexto de la importancia de los agregados pequeños y con nuevas herramientas sobre la mesa, mi investigación en el IRB está dando resultados que demuestran que determinados patrones estructurales de los agregados de beta amiloide son los responsables de la muerte de las neuronas”, ha avanzado Carulla.
El estudio de Carulla, financiado parcialmente por la Alzheimer Association norteamericana y que hará público próximamente ante la comunidad científica, abrirá la puerta a estudiar cómo esta forma de agregado actúa sobre las neuronas lo que proporcionará información vital para estimular la búsqueda de nuevas moléculas terapéuticas para evitar que se forme y promover su rotura.
Biomarcadores para diagnosticar precozmente
Por su parte, Teresa Gómez-Isla ha destacado la necesidad urgente de poder diagnosticar la enfermedad antes de que ésta haya dado síntomas y producido un daño cerebral irreversible si se quieren aumentar las posibilidades de vencerla. “Sabemos que las placas de amiloide empiezan a acumularse en el cerebro unos 15 años antes de que aparezcan los primeros síntomas. Así que es posible que el fracaso de los ensayos clínicos se deba en parte a que estamos llegando demasiado tarde”, advierte la investigadora.
Una parte de la investigación de la Dra. Gómez-Isla está centrada en la validación de biomarcadores de neuroimagen que respondan a este propósito. “Disponemos desde hace varios años de marcadores de imagen que nos permiten ver las placas de amiloide en vida y se acaba de poner en marcha el primer ensayo clínico preventivo con un fármaco antiamiloide en voluntarios mayores asintomáticos que tienen amiloide en su cerebro. Este ensayo nos permitirá aclarar si este tipo de tratamiento es útil o no para prevenir la aparición de la demencia”.
La Dra Gómez-Isla también ha explicado que recientemente se han desarrollado los primeros marcadores de imagen para la proteína tau, en cuya validación están trabajando, y que podrían ser de gran utilidad para la detección precoz de la enfermedad y el diseño de ensayos preventivos. “Estudios recientes indican que en la enfermedad de Alzheimer las formas solubles alteradas de la proteína tau se propagan de unas neuronas a otras contagiándolas y dañando paulatinamente múltiples regiones del cerebro. Este descubrimiento es muy relevante porque apunta a una potencial nueva diana terapéutica diferente al amiloide y brinda la oportunidad de desarrollar nuevos fármacos destinados a detener este proceso”, señala la Dra. Gómez-Isla.
Una tercera parte del congreso está destinada a estrategias terapéuticas. Entre los conferenciantes figura la Dra. Boada, directora médica de la Fundación ACE y jefa del servicio clínico del Hospital de la Vall d’Hebron de Barcelona. Hace menos de un año que la Dra. Boada dirige un estudio clínico con 350 pacientes para un tratamiento para el Alzheimer de la farmacéutica Grífols. El estudio AMBAR (“Alzheimer Management By Amyloid Removal”) ensaya el tratamiento combinado de plasmaféresis de albúmina humana para retirar del plasma de los pacientes los agregados de proteína beta amiloide.
El congreso “Beta amiloide y Alzheimer: de los principios fundamentales a estrategias terapéuticas” acoge desde hoy y hasta el viernes 11 de julio, 24 conferenciantes de todo el mundo con una audiencia de cerca de 160 científicos, que trabajan en investigación básica, en práctica clínica y en compañías farmacéuticas. Tienen en común que sus laboratorios trabajan en la proteína beta amiloide, el gran objetivo de buena parte de la investigación mundial sobre el Alzheimer.
Las sesiones se celebran en el Institut d’Estudis Catalans, de Barcelona, sede desde 2006 de las Conferencies Barcelona Biomed, el programa internacional de conferencias científica del IRB Barcelona, que tiene el apoyo de la Fundación BBVA. El congreso iniciado hoy es la edición 24 de las Conferencias Barcelona Biomed.
BREVE RESUMEN DE PARTICIPANTES EN LA RUEDA DE PRENSA
Christopher Dobson (Universidad de Cambridge, Gran Bretaña)
El Dr. CHRISTOPHER DOBSON es John Humphrey Plummer Professor de Química y Biología Estructural en la Universidad de Cambridge y Director del St. John’s College. Es miembro de la Royal Society de Londres y de la Academia de Ciencias Médicas y miembro honorífico de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos. Ha recibido numerosos premios, como las Medallas Davy y Royal de la Royal Society, el Heineken Prize for Biochemistry and Biophysics de la Royal Netherlands Academy of Arts and Sciences, y el premio Feltrinelli International Prize for Medicine de la Accademia Nazionale dei Lincei en Roma. Ha obtenido reconocimiento internacional por su investigación en plegamiento de proteínas y de cómo errores en este proceso están asociados a enfermedades. Su trabajo proporciona información fundamental sobre el origen y la progresión de enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson.
Natàlia Carulla (Instituto de Investigación Biomédica, Barcelona)
La Dra. NATÀLIA CARULLA es química de formación y doctora per la Universidad de Minnesota. Trabaja en una línea de investigación independiente como investigadora asociada en el Laboratorio de Péptidos y Proteínas del IRB. Desde hace cinco año, investiga el proceso de agregación de la proteína beta amiloide asociada al Alzheimer y las estructuras tóxicas de agregados más pequeños de esta proteína. Es investigadora Ramón y Cajal y tiene un proyecto financiado por la Alzheimer's Association de los Estados Unidos.
Teresa Gómez-Isla (Hospital General de Massachusetts, Boston, EEUU)
La Dra. TERESA GÓMEZ-ISLA es neuróloga y doctora en medicina y completó su formación en demencias en el Hospital General de Massachusetts. Ha dirigido las Unidades de Memoria de la Clínica Universitaria de Navarra y del Hospital de Sant Pau en Barcelona. Actualmente trabaja en el Hospital General de Massachusetts donde es co-directora de la Unidad de Memoria y dirige un laboratorio de investigación en Alzheimer. Su investigación se centra en descifrar los cambios cerebrales que preceden la aparición de los síntomas y validar biomarcadores que permitan el diagnóstico de la enfermedad y la intervención terapéutica muy precoces. Ha puesto en marcha un proyecto multicéntrico en EEUU dedicado al estudio de cerebros de individuos que parecen resistentes al Alzheimer y que podrían ofrecer claves para el diseño de tratamientos neuroprotectores.
IRB Barcelona
El Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) trabaja para conseguir una vida libre de enfermedades. Desarrolla una investigación multidisciplinar de excelencia para curar el cáncer y otras enfermedades vinculadas al envejecimiento. Establece colaboraciones con la industria farmacéutica y los principales hospitales para hacer llegar los resultados de la investigación a la sociedad, a través de la transferencia de tecnología, y realiza diferentes iniciativas de divulgación científica para mantener un diálogo abierto con la ciudadanía. El IRB Barcelona es un centro internacional que acoge alrededor de 400 científicos de más de 30 nacionalidades. Reconocido como Centro de Excelencia Severo Ochoa desde 2011, es un centro CERCA y miembro del Barcelona Institute of Science and Technology (BIST).